Los RAEE son los Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, sus materiales, componentes, consumibles y subconjuntos. Representan el flujo de residuos de la UE de crecimiento más rápido y se reciclan menos del 40%. Abarcan diferentes productos que se desechan cuando dejan de usarse.
Dentro de la UE, los grandes electrodomésticos (lavadoras, lavavajillas…) son los que más se recogen tras su uso (constituyen el 52,7% del total).
Les siguen los equipos de consumo y paneles fotovoltaicos (videocámaras, lámparas…), los equipos informáticos y de telecomunicaciones (ordenadores, impresoras…), y los pequeños electrodomésticos (aspiradoras, tostadoras…).
* Fuente: Eurostat (2020)
Nos enfrentamos a tres problemas:
Para hacerle frente, la Comisión Europea presentó en el 2020 un Plan de Acción para la Economía Circular*, (https://environment.ec.europa.eu/strategy/circular-economy- action-plan_en) que tiene dentro de sus prioridades clave la reducción de estos residuos, y fijó el objetivo de una tasa mínima del 65%.
Algunas de las propuestas fueron: el derecho a la reparación, la introducción de un cargador común y un sistema de recompensa para fomentar el reciclaje.
Además, la Directiva de Diseño Ecológico exigió una mejor reparación y durabilidad de los artículos electrónicos.